Me gustaría comenzar con un ejemplo sobre este tema, que suele darse con bastante frecuencia. Imagina una persona que siente que su vida está totalmente descontrolada y se pregunta ¿Qué me pasa?, soy muy raro, debo tener algo grave, mi vida no tiene estabilidad, se que mi mente no funciona bien…
Es probable que esta persona se observe y analice su vida atendiendo a variables en las que se ve con mucho descontrol, con un comportamiento impulsivo, alejado de la normalidad. Con marcado temperamento, emociones muy variables, fácilmente irritable, que le lleva a pensar si puede tener, por ejemplo, un trastorno límite de la personalidad.
Es muy difícil que uno mismo, en una situación así, se proponga analizar su historia e interpretar como ha llegado hasta este punto de descontrol. Pero debemos tener en cuenta que el momento que vivimos tiene detrás un proceso, una lógica, con sus antecedentes y factores que predisponen al comportamiento actual. Sería mejor preguntarse, desde cuando me pasa esto, que me ha condicionado y cual fue el desencadenante.
¿Qué es la personalidad? Si observamos nuestro comportamiento y la manera de vivir en interacción con el mundo que me rodea, tendremos las claves para definirla. Es nuestra esencia como persona. Entendemos que dentro de esto van incluidos componentes de razonamiento, emocionales y de la percepción (alterada o no) del mundo y de mi yo.
¿Qué es un trastorno de la personalidad? Me gustaría hacer hincapié en que esto implica algo mucho más complejo que un simple comportamiento. Es un conjunto de conductas, percepciones, un estilo de vida y de interaccionar con mi entorno desordenadamente. Cuando existe esta mala gestión de la persona, supone un gran malestar y por supuesto se hace insoportable ya que se prolonga en el tiempo.
Existen criterios diagnósticos establecidos para saber si un comportamiento determinado supone un trastorno real y poder clasificarlo dentro de categorías. Describiré simplemente los tres grupos que existen:
Grupo A (raros y excéntricos): paranoides, esquizoides y esquizotípicos.
Grupo B (ansiosos y teatrales): antisocial, límite, histriónicos y narcisitas
Grupo C (temerosos y dependientes): obsesivo compulsivos, dependientes y evitativos.
NOTA: El Trastorno Bipolar es un término muy utilizado y conocido, pero no esta dentro de estas categorías. Es un trastorno del estado de ánimo y se compone de estados depresivos mantenidos en el tiempo donde aparecen intercalados episodios de «manía», que son estados eufóricos donde aparecen comportamientos impulsivos y desajustados con una percepción anómala de la realidad.
Una vez que conocemos cuales son los tipos de trastornos, vamos a centrarnos en lo que a una persona le supone vivir de esta manera «desequilibrada» y no perderse por el camino.
Así realmente podremos saber que es un trastorno de la personalidad y diferenciarlo de lo que no lo es.
Puede que este “vivir” alterado tenga una predisposición biológica, pero también es posible que esté influido por unas creencias y un aprendizaje con una enorme carga familiar. Puede que haya un acontecimiento traumático o estresante, que en la mayoría de las ocasiones nos condiciona y conduce a actuar de una determinada manera, sin que nosotros tengamos conciencia de todo esto. Cada caso es totalmente diferente.
Podríamos generar un eterno debate en relación a donde poner el límite para determinar cuando estamos hablando de una persona con un comportamiento extravagante, ansioso, dependiente o desajustado y cuando estamos ante un trastorno evidente.
Asegurar que tengo un trastorno de personalidad sin tener formación en psicología o medicina, simplemente por mi propia observación o por información que encontrado por internet es algo muy común, pero de tremenda gravedad. Un trastorno de este tipo es algo muy serio, que implica un sufrimiento permanente y no debemos colocarnos esta «pesada etiqueta» ya que no nos hacemos ningún bien.
Me encuentro muchas personas que por el simple hecho de atravesar un mal momento en su vida o por darse cuenta de que durante un tiempo su comportamiento es desajustado, empiezan a pensar que tienen un trastorno de la personalidad o que deben de tener algo grave que nace desde muy dentro y que esto es lo que les impulsa a actuar de esa manera. Por supuesto esta situación es analizada como incontrolable, por el sufrimiento y desesperación que acompañan esta sensación. ¿Te sirve de algo estar así? NO. Entonces pide ayuda a un especialista, ya que puede ayudarte a «gestionarte» mejor.
El beneficio que nos aporta la ayuda psicológica en estos casos, es dar una lógica a nuestra situación, conocer nuestra historia de forma objetiva para comprender mi vida actual y manejarla. Sentir que hay un orden para empezar a tener control y poder organizar nuestro presente. Nos da la oportunidad de cambiar. El proceso que sigue no es fácil y requiere mucho esfuerzo, pero hemos pasado de ponernos un diagnóstico “inservible” a ponernos manos a la obra para cambiar, tener recursos y ser más felices.
¿Somos lo que hacemos o actuamos en base a lo que somos?
Muchas gracias por leerme
Fotografía: http://www.tamaraarranz.com
Redacción: http://www.ismaelmeleropsicologo.es
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